jueves, 18 de octubre de 2012


NOTICIA

Abre debate la traducción de “El Principito” al otomí; “¿Por qué mejor no publicar a escritores indígenas?”

México, D.F.- “En mi opinión es mucho más importante saber que están diciendo los pueblos indígenas y sus integrantes” escribió a través de su cuenta de twitter el poeta y periodista cultural náhuatl, Mardonio Carballo.

Carballo, quien colabora en la primera emisión de Noticias MVS con la cápsula Las Plumas de la Serpiente y conduce para el Canal 22 De Raíz Luna, planteó un serio debate sobre la traducción de “El Principito” al otomí, realizada por el profesor del Centro de Enseñanza de Idiomas de la FES Acatlán, Raymundo Isidro Alavez.

“Premisa falsa a mi parecer ¿Ahora que se tradujo El Principito al Otomí, los niños otomíes van a valorar más su lengua? No sería más necesario para el país que se publicaran libros de creadores en lenguas indígenas y darlos a conocer masivamente, para que los otros -los que hacemos que un niño se avergüence de su lengua- aprendamos a valorar a las otras culturas con las cuales compartimos este cachito de tierra que se llama México. Tal vez así, los niños y los papás de los niños no encuentren en la discriminación las razones para echar su lengua al olvido. Mucho ruido y pocas nueces” escribió en otra red social.

“¿Cuántos indígenas hemos leído El Principito o por lo menos fragmentos de este libro hermoso? Todos los que pasamos por la escuela primaria. ¿Cuántos escritores en lenguas indígenas conocemos? Preguntas para reflexionar. Y ojo, nadie está diciendo que El Principito no sea un gran libro”, puntualizó Carballo.

Ante los cuestionamientos sobre traducciones en doble vía, incluidas otras obras clásicas e incluso música de Francisco Gabilondo Soler, Mardonio insistió:

“¿Alguien conoce los cuentos y chistes del General Charis tan cotorros que los zapotecos cuentan y cuentan y que son tan hermosos? ¿No sería maravilloso que todos nos los supiéramos? Mi insistencia va en un sentido: No conocemos a los pueblos indígenas de México”.

 

 

 

La presentación de “El Libro"


 
Durante la presentación del libro en la Casa de Francia, la investigadora Verónica Kugel confió en que al ser una "lectura tan bonita y agradable, muchos jóvenes que ya no leen en su propia lengua se animarán a volver a hacerlo".

Por su parte, el profesor de idiomas de la UNAM indicó que trató "de rescatar los valores que inculca el autor como la solidaridad entre amigos, el deseo de ser feliz con cosas simples como una puesta de sol o las ganas de aprender y explicarse por qué suceden las cosas como si lo hiciera un niño".

Cabe destacar que Isidro a la vez es egresado de la Escuela Normal Rural "Luis Villarreal” ubicada en el Mexe, Hidalgo y posee estudios de maestría en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México, y un diplomado en Historia de México por la Academia Mexicana de la Historia.

Crónica

El otomí es un pueblo indígena que habita un territorio discontinuo en el centro de México.

Está emparentado lingüísticamente con el resto de los pueblos de habla otomangueana, cuyos antepasados han ocupado la Altiplanicie Mexicana desde varios milenios antes de la era cristiana.

Actualmente, los otomíes habitan un territorio fragmentado que va del norte de Guanajuato al sureste de Tlaxcala. Sin embargo, la mayor parte de ellos se concentra en los estados de Hidalgo, México y Querétaro. De acuerdo con las estadísticas de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México, la población étnica otomí sumaba 646.875 personas en la República Mexicana en el año 2000, lo que les convierte en el quinto pueblo indígena más numeroso del país. De ellos, sólo un poco más de la mitad hablaban el otomí.

Los textos historiográficos sobre los pueblos mesoamericanos de la época prehispánica han prestado muy poca atención a la historia de los otomíes. Muchos siglos atrás, en el territorio que ocupaban los otomíes a la llegada de los españoles florecieron grandes ciudades como Cuicuilco, Teotihuacan y Tula. Incluso, en la Triple Alianza que dominaba el llamado "Imperio azteca", Tlacopan heredó los dominios de Azcapotzalco, con mayoría de población otomí. Sin embargo, casi nunca se mencionan los otomíes como protagonistas de la historia mesoamericana prehispánica, quizá porque la complejidad étnica del centro de México en esa época no permite distinguir las contribuciones de los antiguos otomíes de aquellas producidas por sus vecinos.[9] Sólo hasta años recientes empieza a aparecer algún interés sobre el papel que jugó este pueblo en el desarrollo de las altas culturas de la Altiplanicie Mexicana, desde el Período Preclásico hasta la Conquista.
 

Reseña

La vida de los otomíes

La vestimenta tradicional, de las mujeres del grupo otomí en el estado de México, consiste en un chincuete o enredo de lana o de manta muy amplio y largo, a manera de falda, de color blanco, azul, amarillo, negro, con líneas verdes, anaranjadas y amarillas; y una blusa de manta o de popelina de color blanco, de manga corta, con bordados de flores. Es característico de la indumentaria otomí el uso del quexquémetl, de algodón o lana en varios colores y toda la ropa es adornada con formas florales.

La vestimenta que se utilizado años actualmente se utiliza muy poco en el municipio de Temoaya en algunos lugares a prevalecido, pero más se utiliza cuando se realizan en fechas de festejos otomíes importantes en el año siendo vestimentas que por su valor cultural deberían de existir en cualquier día del año.

En las temporadas "libres" del ciclo agrícola, los hombres y mujeres otomíes emigran hacia las zonas metropolitanas de las ciudades de Toluca y México, con objeto de emplearse en el sector secundario o terciario de la economía, a fin de complementar sus ingresos. Las mujeres generalmente se emplean como trabajadoras domésticas. La actividad agrícola, particularmente el cultivo de maíz, constituye la principal actividad económica de los otomíes; quienes, además, crían ovejas, cerdos, vacas, caballos y especies menores como pollos y conejos, entre otros, ya sea para autoconsumo o para la venta, sin que ello les genere ingresos económicos suficientes. En diversos municipios, los otomíes se dedican también a la producción y comercialización de artesanías y otros productos útiles para el trabajo doméstico.

Eso de moverse a las zonas de Toluca y México está muy bien y mas con el objetivo que tienen implementar su economía con lo que ya se mencionaba antes sus artesanías, también su actividad agrícola es buena ya que la usan como auto consumo o para la distribución que ayuda en su economía, por ello viajan a lo ya dicho Toluca y México para una mejor venta de sus productos.